miércoles, 30 de septiembre de 2009

Los años en balde.


Va pasando el tiempo, y uno comienza a notar el paso del mismo. La edad avanza y va dejando su huella como el arado en la tierra. Te va dejando surcos por fuera, pero esos no son precisamente los que mas se ven. El tiempo, con su paso inexorable, tic, tac... tic, tac... monótono, tic, tac... apenas imperceptible, te va dejando unas marcas por dentro que esas son las que no puedes borrar.


Las arrugas hoy en día, por suerte o por desgracia, depende de como se mire, tienen mas o menos solución o cuando menos se pueden paliar. La ciencia ha avanzado mucho al respecto, Botrox, cirujias, maquillajes, una hora de chapa y pintura...


Las marcas interiores son mas dificiles de borrar, las hay de dos tipos, buenas y malas. Hay marcas causadas por momentos de alegria infinita, y marcas causadas por el dolor. Estas últimas, duelen, duelen siempre. Hay veces que debido al tiempo que pasa, o simplemente porque nos acostumbramos a este dolor, nos parece que ya no están, pero siempre queda la marca, la herida latente, y cuando se roza, vuelve de nuevo a doler.


Quizas debido a esto he decidido que voy a luchar contra este dolor, por eso, mi querido amigo te he tradido hasta aqui. No quiero que llores, no quiero que sufras... Todo terminará pronto, solo sentirás un leve pinchazo, y quizas escueza un poco, pero luego..., luego dormirás placidamente, y podrás descansar para siempre.


No habrá mas dolor, no habrá mas sufrimientos, ella te habrá olvidado y tu la olvidarás a ella.

¿Y yo?, no se si olvidaré, pero cuando termine con tu vida, una cicatriz dentro de mi dejará de doler, para siempre...